Este lunes 3 de febrero, la ciudad de Itá vivió una jornada de profunda devoción en honor a su santo patrono, San Blas. La misa central, celebrada a las 07:00 horas, fue presidida por Monseñor Joaquín Hermes Robledo Romero, obispo de la Diócesis de San Lorenzo. En su homilía, el obispo destacó la importancia de ser «Testigos de la Esperanza con la Virgen María y los santos», resaltando el papel de San Blas y la Virgen de los Milagros de Caacupé en la vida de los fieles. De la Santa Misa participó el Presidente de la República Santiago Peña, el Intendente de Itá Jorge Luis Dimartino y varias otras autoridades.
San Blas, Santo Milagroso y Protector
Durante su mensaje en la Misa Central, Monseñor Robledo recordó la fuerte presencia de San Blas en la tradición cristiana y en la vida cotidiana de los creyentes. Subrayó que, desde la infancia, los devotos acuden a él en momentos de dificultad, especialmente cuando enfrentan enfermedades, en particular problemas de garganta.
«San Blas está en nuestra alma, está con nosotros, muy cerca de nosotros», afirmó el obispo, haciendo referencia a la confianza de los fieles en la intercesión del santo. Además, evocó la tradición de la bendición con las velas cruzadas, un rito de protección y sanación que se ha transmitido de generación en generación.
El Ejemplo de Fe de San Blas
El obispo también relató la vida del santo, recordando su firmeza en la fe a pesar de la persecución. San Blas, siendo obispo, llevó el mensaje cristiano de pueblo en pueblo, hasta que fue arrestado y martirizado por su fe en Cristo. «Él nunca renegó de Cristo, sino que solamente adoró al Dios único y verdadero», señaló Monseñor Robledo.
Este testimonio de valentía y fidelidad a Dios, según el obispo, debe ser un modelo para los cristianos de hoy, llamados a ser misioneros de Jesús resucitado y anunciar el Evangelio en sus comunidades.
El Jubileo 2025: Un Tiempo de Esperanza
En su mensaje, Monseñor Robledo también vinculó la celebración con el *Jubileo 2025, convocado por el Papa Francisco bajo el lema *»Peregrinos de la Esperanza». Explicó que el jubileo es una antigua tradición bíblica, basada en el libro del Levítico, que representa un tiempo de gracia, perdón y renovación espiritual.
«Sabemos que en la Iglesia ya es una práctica antigua del jubileo (…), en el pueblo de Israel se condonaban las culpas, se dejaba libre a la persona», explicó el obispo.
Recordó que el último jubileo fue en el año 2000 y que, como cada 25 años, la Iglesia invita a los fieles a vivir este tiempo de conversión con alegría y fe.
Una Jornada de Fe y Tradición
La celebración de San Blas en Itá reafirmó la profunda devoción del pueblo hacia su patrono y la Virgen María. Con un llamado a vivir la esperanza y la fe en Dios, Monseñor Robledo dejó un mensaje de aliento y renovación espiritual en esta festividad tan significativa para la comunidad.
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