El Viernes de Dolores: fe y tradición que se mantiene viva en Paraguay

Itá, 11 de abril de 2025 — En el marco de la Semana Santa, hoy se conmemora el Viernes de Dolores, una fecha profundamente arraigada en la religiosidad popular paraguaya, dedicada a la Virgen María en su advocación de Nuestra Señora de los Dolores. Esta jornada invita a los fieles a reflexionar sobre el sufrimiento de la Madre de Jesús durante la Pasión, y marca el inicio de los días más intensos de recogimiento espiritual antes del Domingo de Ramos.

En muchas comunidades del país, el Viernes de Dolores es sinónimo de oración, procesiones, Vía Crucis y expresiones culturales que combinan el arte, la devoción y la identidad paraguaya. Desde altares familiares decorados con flores moradas, velas y rosarios, hasta representaciones comunitarias del dolor de María, esta fecha se mantiene viva como parte del patrimonio espiritual del Paraguay.

Celebraciones en Itá

En la ciudad de Itá, conocida por su fervor religioso y rica tradición artesanal, la comunidad católica se prepara para vivir esta jornada con profunda devoción. En la Parroquia San Blás, el programa especial de este día comenzará con la Santa Misa a las 19:00 horas, seguida del Vía Crucis a las 20:00 horas, recorriendo las calles cercanas al templo con imágenes y cantos que rememoran la pasión de Cristo y el dolor de su Madre.

El párroco de San Blás invita a todos los fieles a participar con recogimiento y respeto, destacando que estas celebraciones son una oportunidad para renovar la fe, compartir en comunidad y acompañar espiritualmente a la Virgen María en su sufrimiento.

Una devoción que trasciende generaciones

En Paraguay, el amor a la Virgen de los Dolores se transmite de generación en generación. Muchas familias recuerdan este día como uno de los más significativos del calendario litúrgico, y aún hoy mantienen costumbres como el rezo del rosario, la meditación de los siete dolores de María, y la preparación de altares en sus hogares.

El Viernes de Dolores no solo es una fecha de recogimiento, sino también un momento para valorar la fuerza de la fe en medio del dolor, y un recordatorio de que la esperanza y la compasión siguen siendo pilares fundamentales en la vida del pueblo paraguayo.