Vía RT EN ESPAÑOL
México: En México, la localidad de Bacalar enfrenta problemas medioambientales. El territorio está poblado por los menonitas, un grupo religioso cuya doctrina se basa en la Biblia, tradiciones y rituales del pasado. Las técnicas que usan los menonitas para la agricultura y los incendios, que desembocan en la deforestación, generan polémicas entre la sociedad mexicana.
Las viviendas, los vehículos y hasta la forma de vestir son diferentes en la localidad mexicana de Bacalar. Los menonitas son un grupo religioso cuya doctrina se basa en la Biblia. La comunidad nació en Alemania y Países Bajos durante el siglo XVI y luego de migrar a diferentes naciones, hoy en día se encuentra en México una de las mayores agrupaciones en América Latina.
Los menonitas, cuyos principales métodos de vida son la agricultura y la ganadería, adquieren miles de hectáreas y las convierten en suelo productivo, pero la técnica que usan despierta polémica.
«Los métodos que utiliza esta comunidad son devastadores. Además, el uso de agroquímicos es también indiscriminado», asegura a RT Roberto Aviña, comisionado nacional de Áreas Naturales Protegidas de la Semarnat. «Se está haciendo una revisión para poder actuar en consenso con la comunidad menonita, para plantearles alternativas, movimientos, nuevos esquemas», añade.
Debido a los incendios que provocan los habitantes de esta región, en lo que tiempo atrás eran zonas mayormente boscosas, ahora los árboles han quedado reducidos a cenizas. La comunidad menonita es una de las que más realiza este tipo de prácticas con fines agropecuarios.
Abram Neufeld y Aganetha Harder, una familia de granjeros menonitas locales, afirman que están al tanto de este asunto, pero por el momento, no tienen una alternativa, aunque sí voluntad.
El estilo de vida de los menonitas
Una de las razones por las cuales sorprende tanto el uso de agroquímicos contaminantes por parte de los menonitas es su aparente contraposición con el resto de sus reglas, casi todas las cuales son propias de otros siglos.
Según explican Abram y Aganetha, desde pequeños los miembros de la comunidad no tienen teléfonos ni televisión, y empiezan a trabajar como en la antigüedad.
Mientras los hombres trabajan en el campo, las mujeres se ocupan de la casa: cocinan, «costurean» y lavan la ropa.
La hija de la pareja y su amiga ya no van a la escuela, ayudan a cocinar los platillos que ofertan en la cafetería de la familia.
Los menonitas hablan poco y no están acostumbrados a las visitas, pero aseguran que la relación con el pueblo mexicano es amistosa: la comunidad local los acepta en su mayoría y tratan de valorar los aspectos positivos.
«Los mexicanos los ven justamente como quien producen. Y los menonitas los ven como quien consume. Entonces no hay una diferenciación entre las sociedades, las culturas y las religiones», relata el guía turístico Itzae Rita Cardeña.
Mientras, esta comunidad de Bacalar ha crecido tanto en los últimos años que ya no tiene sitio aquí, de manera que muchos se están trasladando a América del Sur al cumplir la mayoría de edad. Es su filosofía: donde hay un pedazo de tierra, ahí están los menonitas.
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